sábado, 1 de marzo de 2025

El color que cayó del cielo

 Si el año 2024 tuvo alguna constante, en mi caso, diría que posiblemente esta fue la historia ambiental, que además es el hilo conductor de este gran tejido que es la ecología. Otra de las constantes fue la necesidad, casi autoimpuesta, de tener que escuchar death metal. Y es que de verdad creo, que este género musical es uno de los más puros en esencia, además de ser otro vínculo de contacto directo con la naturaleza. El death metal es orgánico!!! 

Malignant Altar - Realms of exquisite morbidity (2022) - Dark Descent Records
Malignant Altar - Realms of exquisite morbidity (2022) (Dark Descent Records) 

Esta autoimposición con este tipo de música, que además de ser una especie de sound-track cotidiano, sirvió como un sustento y soporte, para confirmar mi desaliento, por no decir pesimismo e indignación que siento cuando veo o leo diariamente que el ser humano, en este país y en todo el resto del planeta, se está dedicando con entusiasmo a degradar, contaminar y destruir nuestra naturaleza… ¡como si no existiera un mañana! Pareciera que el ser humano, tampoco se ha percatado de que la naturaleza es finita y que en gran medida dependemos de ella, por lo que mínimamente valdría la pena cuidarla, o por lo menos tratarla de una manera más sostenible. 

Pero bueno, en esa búsqueda casi diaria por encontrar bandas y discos de death metal, que además deben cumplir con una serie de atributos (aire malsano, pestilente y además siniestro), es que me encontré con esta banda procedente de Houston, Texas, Malignant Altar. En este disco, me refiero al Realms of exquisite morbidity (2022), nos introducimos en las pesadillas cósmicas de Howard Phillip Lovecraft. Basta con ver la portada de este disco para darse cuenta de que este es un tributo a los Antiguos, a los PrimigeniosThe Great Old Ones!!! En la portada, que es obra del artista y músico estadounidense Luka Korte, podemos ver a los profundos en plena adoración, también está presente el mítico obelisco por el cual, en algún momento en el tiempo, trepó el primigenio Dagón, y finalmente sentado en su trono eterno el Gran Cthulhu, que reina y yace dormido en las profundidades de R’lyeh … iak, ¡Cthulhu!!! … iak Shub Niggurath!!! … y como reza el epitafio: “Que no está muerto lo que yace eternamente, ya que con el paso de extrañas eras, hasta la muerte puede morir”.

Otra de mis constantes, por no decir hábitos, es el de regalarme cada fin de año un libro de Lovecraft, a manera de mantenerme actualizado sobre los textos y las ediciones que se van publicando de este autor. A principios de este año, cuando parecía que por primera vez después de tantos años iba a fallar a esta tradición, fue que precisamente y de pura casualidad, me pillé con una edición nacional (Dum Dum Editora), con una traducción de la escritora cruceña Liliana Colanzi, de un cuento clásico de Lovecraft: “El color que cayó del cielo” (The Colour Out of Space), publicado originalmente en 1927. Para ponernos en contexto, H.P. Lovecraft nació en Providence, Rhode Island (1890-1937). Su obra puede dividirse en tres periodos, el periodo onírico o el de los sueños de Randolph Carter; los Mitos de Nueva Inglaterra; y finalmente los Mitos de Cthulhu. Este cuento al cual nos referimos, pertenece al periodo de Nueva Inglaterra. 


El disco de Malignant Altar nos servirá como música de fondo. La trama del cuento se ambienta en los viejos bosques, cercanos a Arkham, cerca de donde fluye el Miskatonic. Un día, una especie de “meteorito” cayó del cielo, exactamente en la granja de Nahum Gardner. Así empezaron los “días extraños”, que culminaron con la desintegración de toda una familia y con la descomposición y muerte de todas las formas orgánicas de vida en esa región. Para tener una perspectiva más amplia, debemos aclarar que Lovecraft era materialista declarado. Para él, todos sus dioses y entidades eran materiales, y podían percibirse con los sentidos. Científica y racionalmente, son dioses empíricos, materiales, que pueden ser comprobados, por lo tanto, existen. En otra de sus obras clásicas, El Horror de Dunwich (1928) lo expresa claramente … “por su olor pestilente los reconocerán”. 

Por otro lado, también es preciso aclarar que Lovecraft nunca alejó su mirada de la ciencia y la tecnología, hasta el punto que es sabido y además documentado, que tenía mucho interés por la ciencia, principalmente por astronomía, por lo que siempre estuvo atento a las noticias sobre los inventos, descubrimientos y avances científicos de su época. 

"El Color que cayo del cielo"
Salvador Sanz (2021)

También es cierto, que en algún momento Lovecraft empezó a desconfiar de estos avances científicos y tecnológicos. Siempre veía en ellos un lado fascinante, pero al otro lado, también veía las consecuencias que casi siempre eran catastróficas. Por ejemplo, se me viene a la memoria esa extraña máquina que inventó el alucinado Crawford Tillinghast, para poder hacer visible el espectro de la luz ultra violeta, la que hacía posible la manifestación de seres de otro espectro visible, en nuestra dimensión material. Lovecraft era consciente de que la ciencia estaba ganando terreno a pasos acelerados, pero también pensaba que en algún momento esta ciencia se volvería en contra de los seres humanos. 

Entrando al tema en cuestión, lo que llama la atención del "Color que cayó del cielo", es el desenlace mismo del cuento, en el que muchos críticos ven en él una especie de premonición a los tiempos que estamos viviendo. Muchos ven en ese “color” o sustancia, a un “algo vivo y de naturaleza gaseosa” capaz de envenenar el entorno natural, de aniquilar toda forma de vida, ya sea animal o vegetal, hasta empezar a enfermar y atormentar a los seres humanos expuestos a él; primero destrozándoles los nervios, despojándolos de toda voluntad, hasta entregarlos a la locura; para finalmente en un último acto, succionar la poca energía que queda en ese despojo, de lo que alguna vez fue un ser humano… Con ello, desaparecerá todo recuerdo de su propia existencia, hasta finalmente, extinguirlo en el plano material. 

"El Color que cayo del cielo"
Salvador Sanz (2021)

Otros ven en este “color”, un paralelismo con el envenenamiento por algún desecho tóxico, algún metal pesado, algún plaguicida, o incluso como un desecho nuclear. Ahora, la diferencia es que en el cuento este mal proviene de afuera, en nuestro caso más terrenal, la diferencia es que estos contaminantes, son producidos por el ser humano. Pero, por otro lado, también somos nosotros quienes, “desde afuera”, introducimos estos contaminantes en la naturaleza y empezamos a envenenarla, muchas veces, sin imaginarnos que las consecuencias no solo se sentirán en ese ecosistema, sino que a la larga también tendrá efectos en el ser humano y en la naturaleza en su conjunto (¿Existe alguna relación con Swamp Thing de Alan Moore?). Tal vez por esta razón, es decir por lo agudo y profundo de su visión, que “El color que cayó del cielo” es considerado como unos de los mejores, por no decir el mejor cuento, no solamente del siglo XX, sino de la literatura norteamericana en general. La trama te agobia, sientes una impotencia por lo que esta sucediendo y lamentablemente no hay nada que se pueda hacer, el fin es irremediable y lo poco de voluntad que existía se va extinguiendo, esperando con apremio a la muerte. Esta es la fuerza del mensaje del Color, tal vez por que precisamente encierra esta visión y clarividencia casi profética, ante los horrores que nos traería la ciencia y la tecnología (mal utilizadas). Y hablo de “horror”, porque esas eran las palabras con las que se expresaba este sombrío escritor de Providence.

"H.P. Lovecraft: Paisajes y apariciones" - El Color que cayó del cielo
Enrique Alcatena (2019)

Creo que por todas estas cosas, pero por sobre todo por haber logrado crear un imaginario tan basto y perdurable y, además lograr trascender a su tiempo gracias a los Mitos de Cthulhu; es que H.P. Lovecraft sea considerado como uno de los grandes escritores de la posmodernidad. Sin embargo, es también el poeta maldito de nuestros tiempos, el visionario que se adelantó a imaginar la pelea entre el ser humano y los elementos primigenios, la lucha del ser humano contra la naturaleza orgánica y finalmente un visionario que se anticipó a describir el conflicto casi racional y a la vez metafísico entre el ser humano y el cosmos. En la mayoría de los casos, los mitos se originan a partir de algún acontecimiento que existió en el pasado. Los dioses y entes de Lovecraft, son orgánicos, son materiales, son formas o simplemente diferentes especies orgánicas y biológicas, que están en una relación antagónica con la raza humana, buscando su aniquilación, en una lucha decisiva casi primordial, donde lo realmente importante, es la existencia.

¿Será que Lovecraft quiso mostrarnos que todas estas fuerzas o entidades orgánicas, representan lo que nosotros entendemos cómo naturaleza? ¿Será esta misma naturaleza casi degradada, que nosotros mismos hemos producido, la que ahora se ha rebelado de una manera brutal, casi recíproca y antagónica, contra el imperio utilitarista del Homo sapiens?

"El Color que cayo del cielo"
Salvador Sanz (2021)


Referencias:

Alcatena, E. (2019). H.P. Lovecraft: Paisajes y apariciones. (E. Gandolfo, Trad.) Barcelona: Libros del Zorro Rojo.

De la Quintana, D. (2022). H.P. Lovecraft: el que susurra más allá del tiempo. Análisis Político(25), 79-100. La Paz: UNSLP.

Lovecraft, H. P. (2018). El Color que cayó del cielo (1927). (L. Colanzi, Trad.) Santa Cruz: Dun Dun.

Lovecraft, H. P. (2021). El Color que cayó del cielo (1927). (E. Gandolfo, Trad.) Barcelona: Libros del Zorro Rojo.

domingo, 26 de enero de 2025

Nacimiento, copulación y muerte … ¿hacia una filosofía de la naturaleza?

Wake up and smell the … (1996)

Este artículo surgió de una reseña que estaba escribiendo sobre el disco de la banda inglesa Carcass, Wake up and smell the … (1996). Este disco para mí, tiene una larga historia emocional y de hecho, es el disco que más escucho de esta banda. En realidad, este es un disco recopilatorio de cosas raras y servía también para cerrar una época en su carrera, tras un contrato fallido con CBS; Así encontramos cuatro temas nuevos que provenían de las sesiones de la grabación del Swansong (1995), grabaciones procedentes de la presentación en la Radio 1 Rock show session de la BBC o material que había aparecido en compilados de mediados de los ochentas. Después de la publicación de este disco, la banda se separó para seguir como Blackstar y el guitarrista Bill Steer siguió por su cuenta con Firebird, un proyecto stoner. Tendrían  que pasar muchos años hasta que la banda vuelva a reunirse a principios de la década del 2010.   

Y es que, hasta hace muy pocas décadas, Inglaterra era la potencia hegemónica y dominante desde casi el siglo XVIII, hasta mediados del siglo XX. Eso también explica por qué en la isla han nacido gran parte de los géneros más importantes para la música extrema, partiendo desde los Beatles y los Stones, pasando por el rock pesado inglés de los setentas, para pasar por el heavy metal de Iron Maiden, Judas Priest y Saxon, por un modesto thrash en los noventas, hasta ver explotar a mediados de los ochentas unos de los géneros más extremos, el grindcore. Las bandas más destacadas de este nuevo género indiscutiblemente fueron Napalm Death, Carcass y Terrorizer que, aunque esta última era norteamericana, también era parte del histórico sello de Nottingham, Earache Records.  

La Revolución industrial, que se inició con el invento de la máquina de vapor (patentada por James Watt en 1769), trajo consigo una transformación social, económica y sobre todo ambiental en Inglaterra y después en el resto de Europa. Sin embargo, a consecuencia de todo ello, y frente a la degradación ambiental que estaban sufriendo, surgió entre 1900 y 1910 la National Trust (Reino Unido), la primera asociación civil que propuso la conservación de determinadas áreas naturales en el Reino Unido. Posteriormente y como una respuesta continental, en 1913 se creó la Liga Suiza para la Conservación de la Naturaleza, que después cambiaria de nombre a lo que actualmente se conoce como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Sin embargo y centrándonos en el contexto que nos interesa, nos encontramos en la Inglaterra del Reino Unido de mediados de la década de 1980. En aquellos momentos, la primera ministra Margartet Thatcher “La Dama de Hierro”, había implementado una serie de ajustes económicos, que generaron tensiones sociales y mucha desigualdad social y económica. Desde la perspectiva ambiental, se produjo una desindustrialización que trajo consigo la degradación de muchas áreas urbanas y el abandono de zonas industriales. Sin embargo, surgieron preocupaciones derivadas de estas políticas, relacionadas con la lluvia ácida, la contaminación del aire y agua y sobre todo, la preocupación sobre los desechos industriales. Fue también en este periodo, cuando surgió en el Reino Unido, un movimiento ecologista más organizado, que empezó a presionar al gobierno para abordar y encarar cuestiones ambientales, como la conservación de la biodiversidad y la preocupación sobre la amenaza de los accidentes nucleares, especialmente tras el desastre de Chernóbil en 1986; así podemos mencionar a organizaciones ambientalistas como Greenpeace, Green Party of England and Wales o Friends of the Earth.

Este fue el contexto en el que surgió en Inglaterra el grindcore, como una nueva forma de protesta en contra de ese sistema y contra la realidad económica, social y ambiental que estaban viviendo. Napalm Death y Carcass, cada una de ellas y a su manera, se han manifestado de manera diferente y frente a problemáticas diferentes, pero relacionadas. Los primeros más políticos, los segundos más ambientalistas.  

En cuanto al trio de Liverpool, nos referimos a Carcass, casi a finales de los 80´s dejaron de lado el gore, y sus letras empezaron a tener cada vez más connotaciones políticas e incluso ecologistas. El baterista original, Ken Owen, en su momento estudió Biología; esto más su interés por la medicina, se tradujeron en las letras “gore” de sus dos primeros discos. A principios de los noventa, la banda se alejó del grindcore acercando su sonido hacia el death metal. Más tarde Owen y compañía, incluso llegaron a ser activistas y una de sus principales denuncias estuvo relacionada con las practicas casi inhumanas con las que funcionaban los  mataderos en el Reino Unido y las condiciones a las cuales eran sometidos los animales. 

Organizaciones como Animal Aid fue la más radical ya que exponía las practicas crueles que se practicaban en los mataderos y promovió campañas contra el consumo de carne, proponiendo el vegetarianismo como una alternativa ética. Por su parte, Compassion in World Farming (CIWF) se enfocó en proponer mejoras en las condiciones de los animales criados para la industria alimentaria, promoviendo un sistema de cría más humanitario,

Estas, posiblemente fueron las causas que llevaron a que Ken Owen, Bill Steer y el Jeff Walker se vuelvan vegetarianos, no por moda, sino como una forma de protesta y obviamente por una cuestión de convicción ética. En su disco Heartwork (1994), abordan toda la discusión sobre la ética sobre los derechos de los animales y sobre la brutalidad de la industria cárnica. Tema que sería retomado en el Surgical Steel del 2013.  

Y coincidentemente, precisamente leyendo textos a cerca de la relación del hombre con la naturaleza, me encontré con un artículo del historiador Robert Harrison, “Hacia una filosofía de la naturaleza” (1995). Y precisamente el artículo aborda el tema de esta relación, entre el ser humano con la naturaleza. Plantea que el ser humano, se ha situado en lo más alto de la pirámide evolutiva, como el ser dominante de la creación; pero también como un heredero del materialismo mecanicista. Sin embargo, actualmente el ser humano se enfrenta a una contradicción fundamental: Está atrapado entre la naturaleza y la cultura, entre el instinto y la razón.   

El ser humano, ha sido capaz de grandes cosas, desde la aparición de las primeras sociedades que indiscutiblemente han ido construyendo identidades culturales. Sin embargo, el ser humano, como una especie más en la larga cadena evolutiva, no ha sido capaz de aceptar su destino biológico. Harrison sostiene, “el ser humano debe justificar su vida, reconocer su muerte y reflexionar sobre su lugar en este mundo”.

Robert Harrison nos habla de la “maldición humana”, entendida no en el sentido de que el ser humano está destinado solamente a nacer y morir, sino en que este tiene una necesidad de darle un “sentido” a la vida. Es decir, que debe ser capaz de justificar su existencia en este planeta y asumir que el ser humano, no es ni un dios, ni tampoco una bestia, sino algo intermedio, que además es imperfecto y después de todo, está solo. Para Harris, el reconocimiento de nuestra humanidad y de nuestra relación con la naturaleza, aunque no nos salva de nosotros mismos, por lo menos nos otorga la indignidad de enfrentar nuestra vida y nuestra relación con la naturaleza de manera más consiente, por no decir ética.

Y después de toda esta argumentación ¿Podemos considerar a Carcass como una de las primeras bandas ecologistas de los ochentas? Posiblemente sí. La decadencia de las sociedades y el papel y el impacto de la especie humana en el medio ambiente, han sido una constante en el pensamiento y en las letras de estos ingleses. Y precisamente, una de las canciones que mejor define todo esto, se encuentra en el Wake up, y es la This is your life, lanzada originalmente en el Heartwork EP (1993)… “Birth, copulation and death, is this your life?… Birth, copulation and death, is this the meaning of… life?”



Referencias:

Harris, R. (1995). Toward a Philosophy of Nature. En W. Cronon, Uncommon ground. Rethinking the human place in Nature. New York: W. W. Norton & Company, Inc.

 Ponting, C. (2007). A new green history of the World. New York: Penguin Books.


viernes, 17 de enero de 2025

Longue duree ... ¿Determinismo geográfico de larga duración?

 


Como escribí en el texto inaugural de este blog, la idea original de este grupo de reseñas que forman parte de este ciclo “eco-tecnológico”, nació de la idea de elaborar mi top de los discos más escuchados durante el 2024. En esos mismo días, estuve leyendo la Historia verde del planeta del historiador inglés Clive Ponting, que me hizo replantear o confirmar muchas de las ideas de lo que entendemos por historia de este planeta. Esta lectura, también me propuso un nuevo desafío, y entonces me propuse realizar las reseñas a los discos que había elegido, desde una perspectiva de la historia ambiental. Es decir que trate de construir no solamente una descripción musical de los discos como tal, sino que además traté de incluir aspectos históricos o ambientales relacionados a los países de procedencia de las bandas que grabaron estos discos.

Al final, las reseñas terminaron siendo algo más cercano a la historia que a la música, así que no era material para subir al Abismo blogzine; No está demás mencionar que el Abismo, es un blog de música en el cual escribí haciendo reseñas de discos durante mucho tiempo, años en realidad, y al que últimamente subía ocasionalmente alguna reseña, especialmente mis tops de fin de año. Inicialmente, los tops con los mejores discos de cada año, pero en los dos últimos años además incluí un nuevo top que consistía en un listado de los discos que más había escuchado en el año, una especie de banda sonora del año … “Una cuestión de frecuencias y vibraciones”.

Precisamente de este top de los más escuchado, surgieron estos ensayos que iré publicando próximamente. Dentro de los discos que figuraban en esta lista, estaban estos francés Cadaveric Fumes con su disco  Echoing chambers of soul (2021).

Básicamente nos encontramos con un disco de death metal, que por momentos opresivo, pero a la vez melódico. Es cadencioso, y por momentos me hizo recuerdo a Morbid Angel o al Odium de Morgoth. También me hizo mucho recuerdo al antiguo Tribulation, pero salvando las diferencias, estos franceses son mucho más viscerales y no tan progresivos. Sin embargo, tienen otro tipo de progresivo, por momento tienen cosas cercanas a lo gótico, pero más espacial, mas electrónico. De hecho me hicieron mucho recuerdo a Jean-Michel Jarre, pero en una versión más densa.

...

Ahora, también es cierto que Francia tradicionalmente nunca se ha destacado por tener grandes compositores clásicos; en el siglo XIX, nunca tuvieron a un Beethoven o a un Chopin, pero en su lugar tuvieron grandes científicos como Jean Baptista Lamarck, quién sentó las bases de la Biología como ciencia, en su obra Filosofía Zoológica (1809), además de plantear la primera teoría de la evolución.

Eso sí, a finales del siglo XIX los franceses tuvieron compositores vanguardistas como Ravel, Bartok o Debussy. Lo que sí han tenido los franceses en el siglo XX, ha sido una perdurable escuela de historia, conocida como la Escuela de los Annales, fundada en 1929 por Lucien Febvre y Marc Bloch. Sostenida en la idea de la “historia de larga duración”, Fernand Braudel planteó en su historia sobre el Mediterráneo, que la historia de las sociedades ha sido modelada por el entorno natural, que además está vivo y en movimiento, y no así estático.  

En cierta medida, esta forma de ver la naturaleza fue una herencia del determinismo geográfico que había iniciado Montesquieu, al afirmar que el clima había sido determinante en el desarrollo de las sociedades de la antigüedad. Sin embargo, este paradigma, ha llevado al ser humano a percibir a la naturaleza como algo hostil, una fuerza adversa a la cual había que controlar, ordenar y finalmente, dominar. Y cuando decimos dominar, también ha significado explotarla en beneficio del ser humano, para alcanzar ciertos niveles de confort material y económico. 

Es interesante notar, que más allá de que estos pensadores franceses del siglo XX gracias a su “longue duree”, han dado otra idea innovadora y renovada de ver a la naturaleza, por lo menos, siendo conscientes de que esta tiene vida y va cambiando; sin embargo, esa mentalidad determinista de la naturaleza ha persistido y sigue subsistiendo en la memoria colectiva de la mayoría de los países desarrollados del norte.



martes, 14 de enero de 2025

William Blake y la distopía sobre la Revolución Industrial

William Blake - The Ghost of a Flea
The Ghost of a Flea

Como punto de partida tomaré el disco de Bruce Dickinson, Chemical wedding (1998). Este es posiblemente el disco más pesado que han compuesto Bruce Dickinson, Adrian Smith y Tribes of Gipsies. El disco en general es un metal oscuro, mucho más pesado de lo que Dickinson y Smith harían en Maiden. De hecho, este disco se grabó cuando ninguno formaba parte de la banda inglesa de heavy metal Iron Maiden. En concepto, el disco está basado en la obra del poeta, pintor, grabador y místico británico William Blake (1757-1827). 

El escritor y filósofo británico G.K. Chesterton (1874-1936), al que en el mundo del metal conocemos gracias a una parte del himno “O God of Earth and Altar”, que precisamente el Dickinson utilizó como apertura de la Revelation (O God of earth and altar, bow down and hear our cry, our earthly rulers falter, our people drift and die…), escribió en 1910, un largo ensayo sobre la obra de William Blake. Chesterton, menciona a Blake como como uno de los grandes exponentes de la literatura y arte inglés de todos los tiempos. Sin embargo, se hacía las siguientes preguntas: ¿William Blake estaba loco? o ¿de dónde provenía esta posible locura? Chesterton decía “los críticos miran a Blake con escepticismo. Estos afirman que sus visiones eran falsas, precisamente porque estaba loco. Por mi parte, digo que estaba loco justamente porque sus visiones eran verdaderas”. Y lo cierto es que Blake era un místico puro, fuertemente influenciado desde pequeño por las ideas de otro místico, Emanuel Swedenborg. Para Dickinson, Blake no solamente era un místico, sino un “Rosacruz”. 

Orc - Extraído del
Libro de Urizen


Chesterton pensaba que “si Blake hubiera escrito siempre mal podría no haber estado loco. Pero un hombre que sabía escribir tan bien y que por momentos escribió tan mal debía estar loco”. Chesterton pensaba que lo mejor de Blake, provenía de momentos de clara lucidez, que así fue la mayor parte de su obra; sin embargo, por momentos emergía esa locura, en “momentos inspirados” que mostraban lo peor de Blake y los escritos bajo esta influencia, están presentes en obras como los Libros proféticos, obras que la mayoría de la gente común prefiere ignorar. Para Chesterton, nada de lo que encontramos en estos libros provenían de Blake, sino de sus “espíritus”. Y comentaba: “quien utiliza una ouija para invocar a seres sobrenaturales solo lo hace porque son sobrenaturales”. Y es que William Blake era espiritista y precisamente le interesaba todo lo sobrenatural.   

A manera de cliché y como se ha dicho de muchos otros escritores, William Blake fue un hombre de su tiempo, pero la gran diferencia es que precisamente estuvo en conflicto con las ideas dominantes de su época. Blake era un hombre del siglo XVIII. Este siglo, al cual se ha llamado el “siglo de las luces”, supuso una liberación de la razón, pero sobre todo del control de la iglesia. Las libertades que se generaban del debilitamiento de la Iglesia como institución, produjo la liberación de muchas cosas, no solamente se liberó lo natural, sino lo sobrenatural. Y como sostiene Chesterton, “los místicos paganos que habían estado ocultos durante dos mil años, salieron de sus cavernas… y así se fundó la francmasonería”. Así, Blake fue heredero de esta clase particular de sobrenaturalismo y es esta influencia la que se encuentra en los Libros proféticos.

Otro historiador inglés, Arthur Morton, tiene una visión totalmente diferente a la de Chesterton. Para Morton, lo verdaderamente significativo de William Blake es que este fue uno de los primeros escritores, en percatarse y darse cuenta de los profundos cambios sociales que se estaban produciendo en Inglaterra como consecuencia de la Revolución industrial. En siglo XVIII, también ha sido llamado como el siglo de las “revoluciones”. La primera gran revolución fue la independencia de los Estados Unidos, que terminó con la firma de la Declaración de Independencia en 1776. Después, gracias a las ideas “empiristas” e “ilustradas”, se produjo la Revolución Francesa de 1789, considerada como la primera revolución burguesa en la que existió una verdadera lucha de clases. Las palabras “libertad, fraternidad e igualdad”, significaban cosas diferentes para quien las dijera. “Igualdad” podía significar abolición de privilegios feudales que privilegiaban a unos pocos, y “libertad” significaba la abolición de todo aquello que impedía la libre acumulación de capital, para otros significaba seguridad e igualdad de condiciones. Blake que en un principio había sido un entusiasta de la revolución, pronto se vio desanimado cuando se dio cuenta que esta se alejaba de su objetivo principal. La revolución se transformó en represión, y la nueva burguesía aseguró su control gracias a dictaduras militares. Después del movimiento llamado Thermidor, la república degeneró en un Directorio y finalmente este Directorio en Imperio. Después de todo ello, Blake no quiso saber más de política y rompió lazos con todo aquello que lo había conmovido de la revolución francesa.   

El gigante Albión
Extraído del Poema Jerusalem


Lo que vio William Blake en su propia tierra fue que algo estaba cambiando. Como dice Morton, “fue uno de los primeros en reconocer al enemigo”. Empezaba a ver cómo la maquinaria y la tecnología estaban empezando a funcionar en Inglaterra y a partir de ello, volcó sus esfuerzos a la crítica sobre el “materialismo mecanicista”. Así, Blake se convirtió en un feroz crítico del pensamiento ilustrado, lanzando ataques contra Locke, Newton o Voltaire. Pero no los condenaba por ser racionalistas, sino porque eran “mecanicistas” y es que Blake veía en este materialismo mecanicista un elemento que podía ser utilizado para someter a la humanidad. No se equivocaba.

En cuanto al disco que tomamos como referencia, el tema que aborda es bastante complejo. De hecho, el título hace referencia a un manifiesto rosacruz llamado Las bodas alquímicas de Christian Rosenkreutz, fundador de la Orden Rosacruz, una fraternidad esotérica que surgió en Europa en el siglo XVII. Este tratado básicamente es una alegoría a la atracción de los opuestos para crear algo nuevo, gracias a la alquimia. Y bueno, el disco en líneas generales, aborda varios de los principales escritos de Blake, El libro de Thel, el Libro de Urizen, o Jerusalem.

Buena parte del pensamiento de Blake, que aborda este disco, se basa en el conflicto de Urizen y Orc. Urizen, representa la razón pura, la ley y el orden y está en constante conflicto con Orc, que encarna la libertad, la rebelión, la pasión. Y es precisamente en estos diálogos en los que se hace evidente la crítica de Blake respecto al ser humano y su libertad, frente a la opresión de este nuevo sistema mecanicista que empezaba a asfixiarlo, imponiéndole leyes y ordenando su naturaleza. 

Extraído del Libro de Urizen



El poema Jerusalem (The Emanation of the Giant Albion), el gigante Albion, que representa a Inglaterra, muestra como este cae ante la autoridad de Urizen, cada vez más racional y fría, mientras que el gigante poco a poco va perdiendo su conexión con lo divino, con lo imaginativo, pero también con lo natural. Y precisamente desde esta perspectiva Blake lanzaba su crítica al materialismo mecanicista. La caída de Albion, también es una representación de la deshumanización de esa nueva sociedad post revolución industrial que estaba viviendo Blake. 

Debo reconocer que me sorprendió cuando en el poema Jerusalem, encontré la frase "dark satanic mills" (molinos satánicos oscuros), que claramente era una denuncia a las fábricas de la Revolución Industrial. Y me pongo a pensar, ¿molinos oscuros y fríos que trituran a los hombres como si fueran granos del trigo, para obtener algún tipo de harina?  Sin embargo, me pareció aún más interesante encontrar esta misma frase en la The granulating Dark Satanic Mills del Surgical Steel de la banda de Liverpool, Carcass

En la Jerusalem, en las montañas verdes de Inglaterra, se representan todos los sueños de arquetípico Orc, el sueño de libertad del ser humano. Y ese también era el sueño de Blake y en este poema, claramente expresa su melancolía por los viejos tiempos, ya que las máquinas y la tecnología estaban empezando a destruir y transformar, todo lo que antes había sido un entorno natural. 

Newton (1795)

El desenlace final del disco de Dickinson, es posiblemente una interpretación moderna de las ideas de William Blake. La alusión al “hombre máquina”, Blake se refería al “Hombre newtoniano” como una crítica a la visión reduccionista del pensamiento “racionalista” de Descartes. Sin embargo, Dickinson ve en el hombre máquina, a un ser humano que siente como poco a poco, el acero y el metal van creciendo en su corazón, hasta convertirse en un ser humano, mitad humano y mitad metal.

Y el Alquimista, la última canción del disco retoma la idea de Blake sobre el “matrimonio químico”, que consistía en una lucha y atracción entre los opuestos; el bien y el mal, lo real y lo sobre natural, lo racional y la imaginación y en el último término, el hombre y la máquina. Y como conclusión, y como trágico final, casi a manera de resignación, esta alquimia o matrimonio químico, no es nada más que la unión entre el ser humano y la máquina. La simbiosis entre el ser humano y la máquina, mediada por la tecnología… ¿y así será hasta el fin de los tiempos?...  “And so we lay, we lay in the same grave, our chemical wedding day”.

Y si nos ponemos a pensar, si fue realmente William Blake el primero en haberse dado cuenta sobre las consecuencias que traerían la revolución industrial a la naturaleza y a nuestro planeta en general, creo que estaría de acuerdo. De ser así, las utopías de Blake que después se transformaron en distopias, pareciera que ahora, son una realidad en este mundo moderno.

Extraído del Libro de Urizen





Referencias:

Chesterton, G.K. (2012). William Blake y otros temperamentos. Santiago: Universidad Diego Portales.

Morton, A. (1970). Las utopías socialistas. Barcelona: Ediciones Martínez Roca.


lunes, 13 de enero de 2025

Diferentes relaciones entre el hombre y la naturaleza

Es para mí un desafío enorme empezar con este blog. De ahora en adelante, trataré de compartir artículos o reseñas relacionadas a mis grandes pasiones, la historia, la música y las ciencias naturales.

Para estrenar el blog, subí este texto introductorio que irá siendo complementado y desarrollado con las siguientes reseñas. Las mismas, abordarán diferentes discos, como referencias geográficas e históricas, pero también servirán para desarrollar algunas ideas que estuve trabajando con respecto a la historia ambiental de nuestro planeta y a las relaciones que hemos tenido los seres humanos con la naturaleza. 

Como punto de inicio, partiremos con un libro que estuve leyendo estas últimas semanas, titulado La nueva historia verde del mundo del historiador inglés Clive Ponting. Este libro no hizo más que reafirmar mi pesimismo e indignación respecto a la manera en cómo el ser humano ha colonizado y transformado este planeta en los últimos dos mil años, periodo de tiempo nada despreciable, pero minúsculo si tomamos en cuenta el tiempo de existencia de nuestro planeta. El libro cuenta la historia de la humanidad, desde un enfoque diferente, desde la perspectiva de los recursos naturales y de los entornos naturales, y de cómo estos han sido fundamentales para el desarrollo de la civilización humana. Sin embargo, como una constante de este “progreso”, el abuso de los recursos naturales no solo condujo a la extinción de muchas especies y a la pérdida de ecosistemas, sino también al colapso de muchas de las civilizaciones del pasado.

Esta lectura realmente me hizo reflexionar sobre las diferentes percepciones que tenemos sobre la naturaleza, y esto a su vez me llevo a replantearme ¿cuál ha sido la relación que ha tenido el ser humano con la naturaleza a lo largo de la historia de este planeta?  

Responder esta pregunta es bastante arduo y en cierta manera bastante complicado. A continuación, trato de presentar un resumen que sintetiza varias corrientes del pensamiento relacionados con este tema; cuando en futuras entradas empecemos con las recomendaciones de los discos, usaré los mismos para profundizar algunas ideas y en muchos casos, realizar un desarrollo histórico, no solo cultural o social, sino también político y sobre todo ambiental, que en realidad es el eje principal a partir del cual se ha desarrollado todo este ensayo.

The Monongahela River Valley, Pennsylvania, 1931 
John Kane (1860-1934)

Para el historiador inglés David Arnold, existen dos grandes paradigmas para entender cómo el ser humano se ha relacionado con la naturaleza. El primer paradigma, sostiene que la naturaleza, o el entorno natural, es la que ha determinado el desarrollo del ser humano. Esta era la idea que tenía Montesquieu; para este filósofo de la ilustración francesa, el clima había sido determinante para el desarrollo de las primeras sociedades humanas. Las lluvias, las sequias o las inundaciones habían sido determinantes para la sobrevivencia o para la desaparición de pueblos enteros. Es a partir de esta forma de pensar que surge el “determinismo geográfico”, que prácticamente dice que el entorno geográfico es el que determina el accionar de determinados grupos sociales. Pero este paradigma también se sostiene en la idea de que la naturaleza es algo hostil, es desorden, es el caos. Así, la naturaleza era vista como algo hostil que atentaba contra el ser humano y, por tanto, un ente al que había que dominar. Lastimosamente, este dominio de la naturaleza vino acompañado por la tecnología, como una forma de controlarla y dominarla, pero sobre todo como una forma de ordenarla. 

Este paradigma, partiendo del supuesto de que la naturaleza era algo hostil que había que dominar, se fortaleció con el materialismo filosófico y científico. Con la idea del primero pienso, después existo, se instauró un pensamiento antropocentrista, que tenía al ser humano por encima de la naturaleza y, por tanto, el ser humano a partir de la razón, podía dominar a las demás especies tanto de plantes como de animales y usarlas para su propio beneficio. Poco después, un señor que se llamaba Adam, decía que al reino de lo humano no se le debía imponer ninguna obligación sobre el mundo natural. Para él, la naturaleza era netamente instrumental, es decir algo que tiene algún valor, solo en la medida en que esta era “mejorada” por el trabajo humano. Este materialismo económico, transformado después en ciencia, es decir la economía moderna, ha sido la responsable, o por lo menos se le atribuye en gran medida, el “progreso” del ser humano que, hasta el día de hoy y gracias a la dominación de la naturaleza, ha sido capaz de satisfacer sus necesidades, sobre todo materiales y económicas… ¡El gran imperio del Homo sapiens!!!

El segundo paradigma, sostiene que el hombre es parte de la naturaleza. Uno de los principales exponentes actuales de esta corriente, es el historiador ambiental norteamericano Donald Worster. Básicamente plantea que el Homo sapiens, es una especie más dentro de la naturaleza. La pregunta es, cuál ha sido la manera en la que el ser humano ha empezado su relación con la naturaleza; y la respuesta es, a través de la tecnología. Entonces, gracias a esta tecnología, que puede entenderse desde un palo al cual se le ha atado una piedra, hasta la construcción de una represa, el hombre empezó a relacionarse con la naturaleza, transformándola. Entonces, desde una perspectiva más ecológica, estos ecosistemas en un principio prístinos, con la intervención de la tecnología humana, se transformaron en sistemas eco-tecnológicos. Al respecto, otro historiador, James Williams, sostiene que “no podemos pensar en medio ambiente sin pensar en tecnología, ni tampoco podemos pensar tecnología sin pensar en el medio ambiente”.  

Y este paradigma en sí, es una especie de crítica, pero también una forma de interpretar y entender cómo el hombre ha ido transformando el entorno natural, siempre buscando satisfacer sus propias necesidades materiales y económicas. Y de igual manera, la tecnología ha sido vista como la herramienta a través de la cual se ha dado un orden a la naturaleza. Ahora, otro historiador ambiental, Alfred Crosby, sostiene que el ser humano es un agente biológico, es decir un organismo capaz de cambiar las condiciones del ecosistema en el cual habita, transformándolo, domesticando especies, introduciendo otras o llevando a la extensión a muchas más. Actualmente, el pensamiento ha cambiado mucho y cada vez se habla más del ser humano como un agente geológico. ¿Qué quiere decir esto? Que el ser humano es capaz no solo de transformar los ecosistemas en los que habita, sino que también ha sido capaz de influir en las condiciones geológicas del planeta, especialmente en el clima.     

Si nos preguntamos ¿Cómo esto ha sido posible? La respuesta la encontraremos en las altas emisiones de CO2 liberadas por diferentes actividades de origen antropogénico a la atmósfera; como resultado tenemos el calentamiento global del planeta, que a la larga repercutirá en el derretimiento de las grandes masas polares y de los glaciares continentales. En resumen, después de este calentamiento las corrientes oceánicas se irán enfriando producto del mayor aporte de aguas frías y en último término, daremos inicio a la sexta glaciación. Y ojo que este fenómeno ya está en proceso y los efectos de este cambio climático ya se están sintiendo en todo el planeta. 

Muchos dicen que estos cambios en el planeta han existido siempre. Esta afirmación es correcta, pero lo que debemos tomar en cuenta es que en esta ocasión las actividades humanas han acelerado mucho más este proceso, especialmente por la emisión de CO2 y también por la producción de otros gases llamados de “efecto invernadero”. El ser humano como especie ha sido capaz de ocasionar y acelerar el cambio en las condiciones geológicas del planeta, lo que ha llevado a los ganadores del premio Nobel Crutzen & Stoermer (2000) a denominar a este último periodo geológico en el cual estamos viviendo, como el Antropoceno… la edad geológica del ser humano.

¿Y es posible identificar el inicio de este periodo? La respuesta es afirmativa, sí. Estos dos autores localizan el inicio de este periodo en la década de 1780, fecha en la cual empiezan a incrementarse las emisiones de CO2 hacia la atmósfera, periodo que coincide con el inicio de la contaminación ambiental del aire y de cuerpos de agua, un periodo que además coincide con el invento de la máquina de vapor de James Watt en 1784, lo que finalmente da lugar a la Revolución industrial. Y, ¿cómo ha sido posible que lleguemos a esta situación? Básicamente por dos cosas: por la elevada población mundial, cada vez somos más y es mayor la premura por satisfacer nuestras necesidades materiales y económicas (en realidad, satisfacer un estilo de confort y un estándar de vida); y, en segundo lugar, por las tecnologías que usamos, que lejos de ser amigables o ecológicas, son cada vez más hostiles y depredadoras de la naturaleza. 

Espero en cierta manera, con este y con los siguientes ensayos que iré subiendo, aportar a la comprensión de esta historia ambiental que estamos construyendo, y que seamos capaces de comprender que nosotros, los seres humanos somos parte de la naturaleza y que nuestros hábitos de consumo son una agresión constante a la naturaleza en la cual vivimos. El primer paso está en entender y ser conscientes de todo lo que estamos viviendo… el segundo paso tendría que ser un cambio en nuestras hábitos y formas de vida. Como decía algún pensador, el género humano ha sido capaz de las cosas más grandes, bellas y sublimes, pero también ha sido capaz de todo lo peor. 


Referencias:

Arnold, D. (2000). La naturaleza como problema historico. El medio, la cultura y la expanción de Europa. México: Fondo de Cultura Económica.

Crutzen, P., & Stoermer, E. (2000). The Anthropocene. IGBP Newsletter, 17-18.

Crosby, A. (1999). Imperialismo ecológico. La expansión biológica de Europa (900-1900). Barcelona: Editorial Crítica.

Ponting, C. (2007). A new green history of the World. New York: Penguin Books.

Williams, J. C. (2010). Understanding the Place of Humans in Nature. In M. Reuss, & S. H. Cutcliffe, The Illusory Boundary. Virginia: University of Virginia Press.

Worster, D. (1994). Nature´s economy. A history of ecological ideas. New York: Cambridge University Press.




El color que cayó del cielo